Me rondan,
me molestan y me resisto a darles entrada. Las malas noticias y su continua
repetición dejan poco margen para una actitud positiva, pero hay que
sobreponerse a ellas. No debemos permitir que se nos posen en el pensamiento
como se posaban las moscas en la cabeza de los niños en un poema del mismo
nombre de Antonio Machado.
Por este motivo pido ayuda a mis alumnos y los
invito a que me den ideas positivas. Qué cosas hacemos que nos hagan felices.
La respuesta la han encontrado en la lectura. Estamos llevando a cabo un
proyecto lector a nivel de Centro. Cada semana toca leer a una hora. Toca vivir
con Charlie las aventuras en la fábrica de chocolate, en este momento; a
continuación serán otras, pero siempre quedarán las emociones, las aventuras
experimentadas en viajes fantásticos, la diversión con los más variopintos
personajes, la belleza de la palabra y los valores. Pero no han acabado aquí.
Asimismo opinan que la lectura es útil para mejorar su vocabulario, la comprensión
y velocidad lectoras y por lo tanto el estudio; incluso están seguros que en el
futuro les será más fácil encontrar trabajo. Casi todos encuentran en ella la
solución al aburrimiento y un cierto grado de relajación. Sigo leyendo sus
opiniones y descubro que captan perfectamente los mensajes positivos que
transmite el libro, mientras que rechazan los negativos. Ya tenemos la palabra,
ahora busquemos la paz a través de ella. Llenemos nuestra vida de buenos
pensamientos y de libros. Leamos.
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