No es fácil para un niño de 12 años dejar a tu familia, dejar tu isla. A veces el miedo me acompañaba, pero nunca superaba mis deseos, mis sueños. Yo tenía uno, ser un gran futbolista. Y aquí estoy.
LISBOA
En Funchal, su lugar de nacimiento, el talento de Cristiano comenzó a ser objeto de conversación en el mundo del fútbol. Todos los equipos empezaban a quedarse pequeños para un niño de sólo 10 años. Lo primero que tuvieron en cuenta los técnicos de su nuevo equipo, llamado Nacional, fue que el niño estaba poco desarrollado e incluso algo desnutrido, por lo que recomendaron a sus padres que le obligaran a comer algo más de ese plátano y ese yogur que Cristiano se llevaba cuando se iba a jugar a la calle. Años después, cuando fichó por el Sporting de Lisboa, también incidieron en el asunto y le obligaban a tomarse dos platos de sopa al día.
En dos temporadas comienza a destacar tanto que su nombre vuela al continente. Fernando Sousa, su padrino, está convencido de que su ahijado, pese a tener 11 años, está preparado para dar el gran salto: Cristiano merece un club más importante. Una vez se realizó la gesión, el jugador fue traspasado al Sporting de Lisboa. Un paso de gigante, de 860 kilómetros, los que separan Funchal de Lisboa. Cristiano, que ahora tiene 12 años, parte solo a la capital.
Una llamada de teléfono cambia radicalmente la vida del niño. Corría el primer trimestre del año 1997 y una mañana, Aurelio Pereira, quien era el director de la cantera del Sporting de Lisboa, recibió una llamada desde Funchal. Al otro lado del teléfono, un colaborador del equipo, el cual convence a Aurelio para hacer una prueba a Cristiano. Fue tal el fervor, las explicaciones y el convencimiento sobre el talento de Ronaldo, que Pererira accedió a hacer la prueba.
De la mano de su padrino, Cristiano fue a la capital. Era la primera vez que salía de la isla, que cogía un avión. Los chicos del Sporting sobrevivían en unos campos adyacentes al viejo estadio del Sporting. Aquellos tiempos eran muy diferentes. Se organizó un partidillo en uno de los estadios de la ciudad. Los organizadores del partido contaron sobre Cristiano:
"Por su físico, Cristiano no llamaba la atención; además había chicos mayores que él en esa prueba". La primera vez que cogió el balón, se fue de dos o tres. Miré a mi compañero y le dije: "¿Has visto? ¿Qué es eso?". Pasaban los minutos y repetía la misma acción, velocidad, regates, coordinación... Nos llamó tanto la atención que le hicimos una segunda prueba. En ese segundo entrenamiento, Cristiano fue determinante. Ya no nos impresionó sólo a los técnicos, sino a todos los presentes. Lo que más me llamó la atención, además de su talento natural, fue su actitud de vencedor. No parecía un chaval de su edad procedente de una isla. No tenía miedo, era valiente".
Continuará...